Redes y desinformación electoral
Sobre lo referido encontramos dos grupos: los “opinólogos cibernéticos” (grupo pequeño) y los “que definen su voto guiados por las redes” (grupo grande).
Siento ese amargo sabor de haber votado por uno de los perdedores. Sí, aún no me curo de esa resaca de la Primera Vuelta Electoral a pesar de haberme tomado tantas aspirinas como número de votos saco Antero Flores o sus tristes candidatos al Congreso, lo único que queda incólume y nada atarantadas son mis convicciones.
Desde el inicio de la campaña, fui testigo de infinidad de barbaridades escritas por los más asiduos usuarios de Facebook y Twitter, es increíble como las personas son capaces de escribir y adherirse con un “me gusta” a temas de los cuales – evidentemente – no tienen la menor idea, generando una mixtura errada acerca de política, economía y sociedad.
Sobre lo referido encontramos dos grupos: los “opinólogos cibernéticos” (grupo pequeño) y los “que definen su voto guiados por las redes” (grupo grande). Los primeros (no hago distingo entre personas naturales y jurídicas) son aquellos que amparándose en su reputación (muchas veces cuestionable) son capaces de transformar declaraciones, de contextualizar como mejor les parezca lo opinado por uno u otro candidato, depende de sus preferencias claro, y de incorporar una que otra frase, que con algo de suerte se volverá “tendencia”.
Los segundos son muchos y más fáciles de identificar, por ende son los que inclinan la balanza electoral para uno u otro lado especialmente en Lima; sí, la capital por la que tanto pelean, por la que tanto arañan (Lima no es el Perú. ¡Entiende!). Estos se caracterizan porque frente a “cualquier” publicación que efectúa el primer grupo reaccionan atropelladamente aunándose a estas, replicándolas, debatiendo, compartiendo, insultando, pero lo más preocupante: tomando una posición política que carece de sustento alguno, además de lo que leyeron en sus pantallas.
Sería mucho esperar que en un país en vías de desarrollo, la gran mayoría de gentes tengan conocimiento acerca de regímenes políticos, corrientes económicas, tipos de gobierno, antropología, política internacional y otros; sí, lo sé, no se puede pedir tanto, debido a que no todos tienen los mismos recursos para acceder a una educación de calidad, pero si se puede esperar, aunque sea en una mínima cantidad que la gente que usa las plataformas virtuales (lo que es una muestra que a algo de educación accedió) efectúen un juicio de valor ex ante a escribir un comentario, a iniciar un debate o a simplemente poner un “me gusta”.
Es mejor y más fácil sustentar la afinidad por algún candidato debido a aspectos más elementales como una propuesta de gobierno con la cual están de acuerdo, un curriculum vitae convincente, una plancha presidencial de experiencia o simplemente simpatía por el carisma, la sonrisa, el aspecto y otros.
Sin embargo, he leído con asombro la facilidad con la que se tildó de “comunista” (como si fuera un insulto) o peor aún, de “terrorista” (es un grave insulto) a una candidata que simplemente propuso algo distinto (ni mucho ah!) ¿Será que todos siguieron el mismo patrón de pensamiento dejándose guiar por lo que escribían los opinólogos cibernéticos? O realmente estaban convencidos acerca del comunismo y el terrorismo que pululaba en campaña; pero claro, para estar convencido de algo debemos tener un mínimo de conocimiento al respecto.
Es de suponer entonces, que las personas que han concluido los estudios secundarios deberían conocer lo básico sobre el comunismo, capitalismo, fascismo, etc. Es de suponer también, que no muchos profundizan estos conocimientos, es decir, leen por ejemplo el “Manifiesto del Partido Comunista” de Marx y Engels, peor aún, se informan acerca del verdadero significado de la violencia sufrida en la época del terrorismo y de todos los daños que se ocasionaron en los Andes, no solo con una explosión(cita) en la Calle Tarata (por favor!).
Y luego de las votaciones, siguieron con lo absurdo, más aún al notar que casi todos los departamentos del sur y por el norte Cajamarca, votaron “distinto”, tal vez votaron por el cambio o tal vez no, pero lo que sí lograron fue hacerse notar – nuevamente - y demostrar que por encima de las confrontaciones, de los insultos y de las seudo ideologías preexisten derechos, a los cuales no tienen acceso por igual.
Mientras tanto en las redes sociales no tardaron en llamarlos comunistas, terroristas, rojos y otros improperios más, pero claro en Lima el congresista más votado fue Kenji Fujimori, y con unos votos (alienados) de más pasó a segunda vuelta (el norteamericano) PPK, lo irónico es que este candidato en las elecciones de 2011 brindó su apoyo incondicional a Keiko Fujimori ¿Ósea son de la misma (pandilla) collera? Parece que sí ¿Ósea el statu quo se mantendrá, los ricos haciéndose más ricos y los pobres mas pobres? Muy probable ¿Entonces yo que uso redes sociales y me dejo guiar por otros seguiré en la misma situación los próximos cinco años? Tal parece ¿Entonces la gente del sur y parte del norte que en muchos casos no tienen acceso a redes no son tan ignorantes como creemos? No lo son, buscan un cambio posiblemente no de sistema económico, pero sí un cambio que les permita tener calidad de vida, esa que muchos de los “que definen su voto guiados por las redes” tampoco la tienen, pero que igual eligen atarantadamente, claro porque obviamente no quieren que se les llame comunistas, pero entonces: ¿Quieren que se les llame capitalistas, liberales, neoliberales? ¿Será que conocen estos conceptos?
La desinformación puede generar mucho, si bien en uso de nuestra libertad podemos elegir lo que mejor nos parezca, debe existir – aunque sean en pequeñas proporciones - una ponderación y evaluación previa, dejarse manipular por los medios y por lo que otros creen que es mejor para nosotros solamente deteriora a la sociedad y beneficia a unos pocos. Tienes cinco años para reflexionar.