LA DEMOCRACIA Y SUS RETOS EN ESTE TIEMPO DE ESPERA POR EL COVID-19
En el Estado Democrático de Derecho es la sociedad la que ostenta el ...
Miembro del Grupo Iniciativa Nacional Anticorrupción, creado por el Presidente Valentín Paniagua. Ex Asesor del Despacho del Contralor General de la República. Pasante del Departamento de Estado de los Estados Unidos en Anticorrupción, Control de Drogas y Lavado de Activos. Ex Inspector General de la Cancillería de la República. Experto PNUD- Panamá en gobernabilidad democrática y anticorrupcion. cruzaje@gmail.com.
En el Estado Democrático de Derecho es la sociedad la que ostenta el poder. Desde luego que en la actualidad es impensable un sistema de democracia directa, en la que todos los ciudadanos se reúnen para adoptar las decisiones fundamentales, pues ese fue un fenómeno propio de grupos humanos reducidos, que no es posible aplicar a Estados grandes y complejos como los modernos.
"LA DEMOCRACIA Y SUS RETOS EN ESTE TIEMPO DE ESPERA POR EL COVID-19"
En este sentido, es que surge entonces la necesidad de la representación democrática, que implica que los ciudadanos concurren a través del sufragio a elegir a las personas que asumirán el control político del Estado.
Esos representantes deben respetar la voluntad de la sociedad que los elige y, es en este punto, donde el ordenamiento jurídico juega un papel trascendental, pues constituye el único marco de acción legítimo para las administraciones públicas.
Resulta pertinente ahondar en el tema del papel de la Constitución Política en este contexto. La Constitución es la norma fundamental del Estado, por lo que es la fuente de legitimación del resto del ordenamiento jurídico. Esto último no es solo un problema de técnica jurídica, sino que constituye la esencia misma del Estado Democrático de Derecho.
Efectivamente, la Constitución es producto de la voluntad general de la sociedad, que traza los lineamientos básicos de la organización del Estado. Es en la Constitución donde todos los poderes del Estado encuentran legitimación democrática y, por lo tanto, esos poderes están necesariamente sujetos a esa Carta Fundamental.
Lo anterior explica, por ejemplo, porqué el Poder Legislativo, que se identifica como la representación popular más pura, está sujeto igualmente a la Constitución, y por lo tanto se entiende que las leyes que produce el Parlamento, deben igualmente respetar los límites constitucionales. El Poder Legislativo está creado por la Constitución y por lo tanto está sujeto a ella.
Esto quiere decir que incluso el legislador no obstante su mandato popular directo, consecuentemente está sujeto a la voluntad general de la sociedad consagrada en la Constitución, aspecto que representa el contenido esencial de una sociedad democrática, pues materializa el lema de que el poder reside en el pueblo, y que todos los representantes electos democráticamente están subordinados a esa voluntad general.
Sin embargo, ese "Estado Democrático de Derecho" no es un producto histórico acabado, que se pueda trasplantar automáticamente a sociedades que tenían otros sistemas de organización política.
La Democracia, como todo producto humano, es perfectible, y de hecho en la actualidad se plantean nuevas exigencias cualitativas más allá de los tradicionales aspectos formales. No se puede perder de vista que siempre está latente el riesgo de que la Democracia sea reducida a un simple procedimiento de legitimación del poder, y que el Derecho se convierta en documentos legales que se exhiben pero no se aplican.
En este orden de ideas, sobran los ejemplos en la historia reciente de regímenes totalitarios que cuentan con Constituciones Políticas. De manera que, como lo señala el profesor Pérez Royo, no basta con que el poder afirme nominalmente el principio de la soberanía popular para que el Estado se considere democráticamente legitimado.
Siendo así, resulta importante esbozar algunos de los retos como p.e.: La Gobernabilidad y las Políticas Públicas, la Institucionalidad Democrática, así como la Transparencia y la Rendición de Cuentas, que en nuestro criterio enfrenta la Democracia en la actualidad, para evitar convertirse en la práctica en un sistema legitimador de regímenes verdaderamente antidemocráticos.
Esos retos resultan ser pilares fundamentales de todo Estado Democrático de Derecho que permitan aplacar las desigualdades que existen en los países de nuestra región en general y, en particular en el Perú, velando de esa manera por la Paz y el Bien Común de sus pueblos; más aún, si la crisis sanitaria generada por el COVID-19, a la que se han sumado la crisis económica y social, han develado esas terribles brechas.